Un año más, los alumnos de 1º de ESO disfrutaron de la actividad “Cine y Danza” en el Centro de Danza de Zaragoza situado en el antiguo cuartel Palafox, de manos de los técnicos de danza del Ayuntamiento, antiguos bailarines y coreógrafos que ahora se dedican a la divulgación de la danza. Se realizó los días 13, 14 y 22 de noviembre para una mejor atención a las 3 clases y por cuestiones de espacio. Para no dañar el suelo del salón de baile, calzado fuera y… ¡a bailar!
Pero antes se visualizó un vídeo-documental muy completo y entretenido, en el que se recorría toda la historia de la danza en el cine. Desde las primeras películas con sonido de la historia y las películas de Charles Chaplin; pasando por Cantando Bajo la Lluvia en los 50; West Side Story en los 60; Grease en los 70; Dirty Dancing, Fama o Flash Dance en los 80; hasta por ejemplo Street Dance en la actualidad, los niños fueron descubriendo la gran riqueza que ha aportado la danza al cine en general y a los musicales en particular. Un buen ejemplo son las películas de acción, como Matrix, en las que aparecen muchas escenas coreografiadas aunque no tengan música o bailes. Al final del documental, se incluía un especial sobre Michael Jackson, tristemente fallecido hace cuatro años: toda una estrella del baile con su estilo único y particular que ha influido a muchos bailarines de todo el planeta.
Después del documental, los técnicos de danza enseñaron a los alumnos una sencilla pero divertida y vistosa coreografía grupal. Los propios alumnos se sorprendían de que fueran capaces de un resultado tan bueno en tan poco tiempo. Se empezaron trabajando por separado pasos individuales, otros en parejas, otros grupales…etc, y todos los pasos se fueron ensamblando hasta que se completó la coreografía. Tras un par de ensayos, fue el momento de la representación, transformando el salón de espejos en un auténtico escenario profesional con telón y 20 focos de colores! El año pasado sólo había 6 focos, por lo que este año el resultado ha sido mucho más espectacular. Los alumnos estaban tan a gusto bailando y tenían tan pocas ganas de volver a clase, que pidieron repetir la representación. ¡Y lo consiguieron!
Desde luego, todo un privilegio para los alumnos poder bailar en una auténtica sala de baile con tatami y espejos, y poder aprender la coreografía de mano de coreógrafos y profesores de danza profesionales. Se sintieron protagonistas del baile; hasta los más reservados dejaron de lado la timidez; cooperaron y se socializaron entre todos. ¿Qué más se puede pedir?